Pequeños, inquietos y alegres, abundan en campos y ciudades, se suelen alimentar de insectos y gusanos pero no le hacen ascos a las miguinas de pan ni a distintos granos como alpiste, mijo, avena o trigo.
Con su pico cogen la miguina y echan a volar antes de que alguien se la quite.
Aunque no suelen descansar mucho, la palmera es un buen sitio para tomar el sol.
Y el acebo, ya sea en solitario
o en compañía.
Cuando en el otoño los árboles pierden sus hojas, ellos le animan simulando que lo son.
Los alambres de espino no son una barrera para ellos.
Una bella pareja.
¿Los tres mosqueteros?
¿Alguien me llama?
Sol y sombra.
¡Uf que frío!
Alguno quiere pasar desapercibido entre hojas y flores.
Posa para la despedida pero no tardará en salir volando.